Ahora alumbras las horas
con guiños que se escapan
cubriendo el recuerdo con bandejas de plata.
Y nos echamos tanto de menos
que nos da por despegar
en avenidas de pegamento, clavados por las rodillas.
La antena está abierta esperando una señal
la señal que no llega a esta sala de espera es una eternidad.
Y el tesoro perfecto lo cubrió la tormenta
con aviones cruzándose en la noche más negra.
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